I. Dios
Hay un solo Dios, Creador, que sustenta y da fin a todas las cosas, eternamente existente en tres personas: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. (1 Juan 5:7)
II. La Biblia
Las Sagradas Escrituras son inspiradas por Dios y son la máxima autoridad para la instrucción de todo aquel que cree con su corazón en Jesucristo como su Señor y Salvador Personal. Creemos que las Sagradas Escrituras, compuestas de 39 libros del Antiguo Testamento y 27 libros del Nuevo Testamento son la Palabra de Dios verbalmente inspirada, la autoridad final para la fe y la vida. Y creemos que son completamente infalibles en sus escritos originales, pues son perfectas e inspiradas por Dios (Mateo 5:18; Juan 16:12-13; 2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:20-21).
III. La Biblia y el Contexto Cultural
Nosotros creemos que Las Escrituras enseñan que una de las responsabilidades de los líderes espirituales es la de proteger a la congregación de cristianos, predicando y enseñando lo que Dios dice en las Escrituras referente al pecado (el quebrantamiento de la ley moral de Dios, error doctrinal, etc.), los pecadores (los que practican el pecado) y las consecuencias del pecado (el Juicio de Dios). Dichas enseñanzas, aunque no son populares en un mundo que aumenta en inmoralidad y amoralidad, no deben ser tomadas como o consideradas como odio personal, fanatismo, intolerancia, violencia, crueldad o una conversación de odio. Ya que reflejan las creencias sinceras sobre los decretos de Dios basados sobre la fiel y cuidadosa exposición de las Escrituras. (Efesios 5:1; 2 Timoteo 2:24-26, 4:1-2)
IV. La Depravación Total del Ser Humano
Dios creó al hombre en un estado de santidad y felicidad total, libre de pecado. Pero por causa del pecado voluntario del hombre en contra de Dios, este cayo de su estado de santidad y felicidad. A consecuencia de esto, toda la humanidad se constituye pecadora. No solamente por la imposición del pecado inicial de Adam, sino también por voluntad propia ya que toda la humanidad ha sido hallada culpable de acuerdo a las demandas de la ley de Dios. El hombre es totalmente depravado y por si mismo está totalmente imposibilitado de remediar su condición de perdición (Génesis 1:26-27; Romanos 3:22-23; 5:12; Efesios 2:1-3,12; Romanos 3:9-12)
V. La Persona y Obra de Cristo
El Señor Jesucristo, el Hijo Eterno de Dios, se convirtió en hombre, sin dejar de ser Dios, siendo concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María, para que Él revelará a Dios y redimiera a los hombres del pecado. Jesucristo murió en la cruz por toda la humanidad como representante, vicario y sacrificio substitucional. Y su sacrificio expiatorio para efectuar la redención y la justificación de todos los que creen en Él es afirmada por su resurrección literal y física de los muertos (Romanos 3:24-25,Romanos 4:25, Efesios 1:7; 1 Timoteo 4:10, Hebreos 2:9;1 Pedro 1:3-5, 2:24 y 2 Pedro 2:1). Jesucristo ascendió a los cielos, y ahora está exaltado a la diestra de Dios, donde como nuestro sumo sacerdote, Él ejecuta el ministerio de representante, intercesor y abogado (Hechos 1:9-10; Romanos 8:34; Hebreos 9:24, 7:25;1 Juan 2:1-2).
VI. La Persona y Obra del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es la persona que convence al mundo de pecado, de justicia, y de juicio; y Él es el agente supernatural en la regeneración, bautizando a todos los creyentes dentro del cuerpo de Cristo, morando dentro de ellos y sellándolos para el día de la redención (Juan 16:8-11; Romanos 8:9; 1 Corintios 12:12-14; 2 Corintios 3:6; Efesios 1:13-14). Él es el maestro divino que guía a todos los creyentes a toda verdad; y es el privilegio y la obligación de todos los redimidos de estar llenos del Espíritu (Juan 16:13; Efesios 5:18; 1 Juan 2:20, 27).
VII. La Salvación
Nosotros creemos que la salvación es el don de Dios otorgado al hombre por medio de la gracia y recibido personalmente por medio de la fe en el Señor Jesucristo, cuya preciosa sangre fue derramada en el Calvario para el perdón de nuestros pecados. (Juan 1:12; Efesios 1:7, 2:8-10; 1 Pedro 1:18-19)
VIII. La Seguridad Eterna y la Garantía de los Creyentes
Nosotros creemos que todos los redimidos, una vez ya salvos, son preservados por el poder de Dios y por tal motivo están seguros en Cristo por siempre (Juan 6:37-40, 10:27-30; Romanos 8:1, 38-39;1 Corintios 1:4-8, 1 Pedro 1:5). Nosotros creemos que los creyentes tienen el privilegio de regocijarse en la seguridad de su salvación por medio del testimonio de la Palabra de Dios. Sin embargo, la Palabra de Dios claramente también prohíbe que dicha libertad Cristiana sea usada como pretexto para gratificar la carne (Romanos 13:13-14; Gálatas 5:13; Tito 2:11-15).
IX. La Iglesia
Nosotros creemos que la Iglesia, la cual es el cuerpo y la desposada novia de Cristo, es un organismo espiritual compuesto por todas las personas que han sido nacidas de nuevo en esta época presente (1 Corintios 12:12-14; 2 Corintios 11:2; Efesios 1:22-23, Efesios 5:25-27). Nosotros creemos que el establecimiento y la continuación de las iglesias locales es claramente enseñado y definido en las Escrituras del Nuevo Testamento (Hechos 14:27, 20:17, 28-32; 1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-11). Nosotros creemos en la autonomía de la iglesia local libre de cualquier autoridad o control externo (Hechos 13:1-4, 15:19-31, Hechos 20:28; Romanos 16:1,4; 1 Corintios 3:9, 16, 5:4-7, 13;1 Pedro 5:1-4). Nosotros creemos en las ordenanzas para los creyentes. Bautismo por inmersión y la Santa Cena como testimonio bíblico para la época de la iglesia. (Mateo 28:19-20; Hechos 2:41-42, 18:8; 1 Corintios 11:23-26).
X. Separación (Santidad)
Nosotros creemos que todos los salvos deben vivir de tal manera que sus vidas no traigan ningún reproche para su Señor y Salvador. Y que la separación de toda apostasía religiosa, de todos los placeres pecaminosos y de las prácticas y asociaciones mundanas es un mandamiento de Dios (Romanos 12:1-2, 13:14; 2 Corintios 6:14-7:1; 2 Timoteo 3:1-5; 1 Juan 2:15-17; 2 Juan 9-11).
XI. La Segunda Venida de Cristo
Nosotros creemos en la “Bendita Esperanza,” el personal, inminente, pre-tribulación y pre-milenial regreso del Señor Jesucristo por a sus redimidos; y en su subsiguiente regreso a la Tierra con los santos, para establecer su reino milenial (Zacarías 14:4-11; 1 Tesalonicenses 1:10, 4:13-18, 5:9; Apocalipsis 3:10, 19:11-16).
XII. El Estado Eterno
Nosotros creemos en la resurrección corporal de todos los hombres, los salvos a la vida eterna, y los que nos son salvos al juicio y al castigo eterno (Mateo 25:46; Juan 5:28-29, 11:25-26; Apocalipsis 20:5-6, 12-13). Nosotros creemos que las almas de los redimidos están en el momento de la muerte ausentes del cuerpo y presentes con el Señor, donde en conciente gloria esperan la primera resurrección cuando el espíritu, el alma y el cuerpo serán reunidos para siempre con el Señor para ser glorificados (Lucas 23:43; 2 Corintios 5:8; Filipenses 1:23, 3:21; 1 Tesalonicenses 4:16-17; Apocalipsis 20:4-6). Nosotros creemos que las almas de los que no son creyentes, se mantienen después de la muerte en un estado conciente de sufrimiento hasta la segunda resurrección, cuando se reunirá el alma y el cuerpo y aparecerán ante el Juicio del Gran Trono Blanco y serán arrojados en el Lago de Fuego, no para ser aniquilados, sino para sufrir castigo eterno y conciente (Mateo 25:41-46; Marcos 9:43-48; Lucas 16:19-26; 2 Tesalonicenses 1:7-9; Judas 6-7; Apocalipsis 20:11-15).
XIII. La Persona de Satanás
Nosotros creemos que Satanás es una persona, la primer persona creada que pecó y por su tentación causó la caída del hombre; que él es abiertamente declarado enemigo de Dios y el hombre; y que será eternamente castigado en el Lago de Fuego (Job 1:6-7; Isaías 14:12-17; Mateo 4:2-11, 25:41; Apocalipsis 20:10).
XIV. La Creación
Nosotros creemos que Dios creó el universo en seis días literales, de períodos de 24 horas. Nosotros rechazamos la Teoría de la Evolución y de la Creación Progresiva ya que son teorías sin fundamentos bíblicos (Génesis 1-2; Éxodo 20:11).
XV. Gobierno Civil
Nosotros creemos que Dios ha ordenado y creado toda autoridad consistente en tres instituciones básicas: 1) el hogar; 2) la iglesia; y 3) el estado. Todas las personas son sujetas a estas tres autoridades, pero todas (incluyendo las autoridades mismas) han de responder a Dios y deben ser gobernadas por Su Palabra. Dios ha dado a cada institución responsabilidades bíblicas específicas y ha creado un balance para esas responsabilidades con el entendimiento que ninguna institución tiene el derecho de infringir sobre la otra. El hogar, la iglesia, y el estado son iguales y soberanos en sus respectivas funciones asignadas bíblicamente en las esferas de la responsabilidad bajo la autoridad de Dios (Romanos 13:1-7; Efesios 5:22-24; Hebreos 13:17; 1 Pedro 2:13-14).
XVI. La Sexualidad Humana
Nosotros creemos que Dios dio el mandato que ninguna actividad íntima sexual se cometiera fuera del matrimonio el cual es entre un hombre y una mujer. Nosotros creemos que cualquier forma de homo-sexualidad, lesbianismo, bisexualidad, bestialismo, incesto, fornicación, adulterio y pornografía son perversiones pecaminosas (Génesis 2:24, 19:5, 13, 26:8-9; Levítico 18:1-30; Romanos 1:26-29; 1 Corintios 5:1, 6:9; 1 Tesalonicenses 4:1-8; Hebreos 13:4). Nosotros creemos que el único matrimonio legítimo es la unión entre un hombre y una mujer por toda la vida (Génesis 2:24; Romanos 7:2; 1 Corintios 7:10; Efesios 5:22-23). Nosotros creemos que el hombre y la mujer son espiritualmente iguales en posición ante Dios, pero que Dios ha ordenado funciones espirituales distintas para los hombres y para las mujeres en el hogar y en la iglesia. El esposo deben ser el líder en el hogar y los hombres deben ser líderes en la iglesia. De la misma manera. Solamente los hombres son elegibles para tener licencia y para ser ordenados por la iglesia. (Gálatas 3:28; Colosenses 3:18; 1 Timoteo 2:8-15, 3:4-5, 12).
XVII. Divorcio y Segundas Nupcias
Nosotros creemos que Dios odia el divorcio y que su deseo es que el matrimonio dure hasta que el esposo o la esposa muera. El divorcio y el casarse por segunda vez es considerado como adulterio excepto en los casos de fornicación. Aunque las personas divorciadas, o las nuevamente casadas pueden tener posiciones de servicio en la iglesia y pueden ser usadas por Dios de gran manera en el servicio Cristiano, estas personas no pueden ser dignas de ocupar la posición de pastor, anciano, o diácono en la iglesia (Malaquías 2:14-17; Mateo 19:3-12; Romanos 7:1-3; Timoteo 3:2,12; Tito 1:6).
XVIII. Aborto
Nosotros creemos que la vida humana comienza en el momento de la concepción y que la criatura innata es un ser humano viviente. El aborto constituye el acto injustificable y sin excusa de quitar la vida humana del ser innato. El aborto es asesinato. Nosotros no admitimos ninguna enseñanza que permite el aborto por rapto, incesto, defectos físicos, selección de sexo, control de engendramiento, control de la población, o el bienestar mental de la madre (Job 3:16; Salmos 51:5; 139:14-16; Isaías 44:24, 49:1, 5; Jeremías 1:5; 20:15-18; Lucas 1:44).
XIX. Misiones
Nosotros creemos que Dios ha dado a la iglesia la gran comisión de proclamar el Evangelio a todas las naciones para que haya una gran multitud de todas las naciones, tribus, grupos étnicos y grupos lingüísticos que crean en el Señor Jesucristo. Como embajadores de Cristo nosotros debemos utilizar todos los recursos disponibles de ir a las naciones extranjeras y no de esperar que ellos vengan a nosotros (Mateo 28:19-20; Marcos 16:15; Lucas 24:46-48; Juan 20:21; Hechos 1:8; 2 Corintios 5:20).
XX. Demandas Legales Entre Creyentes
Nosotros creemos que los cristianos tienen prohibido el tener pleitos civiles contra otros cristianos o contra la iglesia con el motivo de resolver disputas personales. Nosotros creemos que la iglesia posee todos los recursos necesarios para resolver disputas personales entre los miembros. Sin embargo, nosotros creemos que el cristiano puede solicitar compensación por daños de las compañías de seguros de otros cristianos, siempre y cuando la demanda se haga sin malicia y sin falsas acusaciones (1Corintios 6:1-8; Efesios 4:31-32).
XXI. Ofrendas
Nosotros creemos que cada cristiano como administrador de la porción de la fortuna que Dios le ha confiado, está obligado a mantener financieramente a la iglesia local. Nosotros creemos que Dios ha establecido el diezmo como la base para dar, pero que cada cristiano debe dar otras ofrendas con sacrificio y con alegría para la manutención de la iglesia, para el socorro de los necesitados. Y para la propagación del Evangelio. Nosotros creemos que el cristiano abandona todos los derechos a la distribución de los diezmos y las ofrendas una vez que estos han sido dados (Génesis 14:20; Proverbios 3:9-10; Hechos 4:34-37; 1 Corintios 9:6-7; Gálatas 6:6; Efesios 4:28; 1 Timoteo 5:17-18; 1 Juan 3:17).